
En compañía de la verdad desnuda. Sin escapatoria. El silbido de viento aturde al escuchante. Las manecillas del reloj pardean de arriba hacia abajo por el cansancio de la una batería que está a punto de morir. Así como la noche que agoniza hasta el salir de sol.
Balbuceos mentales y manos anestesiadas, es la embriaguez haciendo amistad con el viento. No estoy orate ni cuerdo.
Es mi inconsciente que no sabía cómo vomitar este texto sin argumento. No tengo razón ni sentido para estar escribiendo así lo dice mi silencio. Puedo jugar a dios o por lo menos entenderlo; se que puso tantas restricciones porque el se siente como yo embriagado en compañía del viento.