
Perdonar es actuar con amor, no es una meta, simplemente llega. Nos damos cuenta con el tiempo que perdonar no viene de la mente sino del corazón. Lo cual es un acto puro y sin reproches para nosotros. Cuando el hombre perdona las cosas del mundo son más apetecibles. Como por ejemplo, una uva, un poco de vino o un pan dulzón. Nos obstante, perdonar es un proceso que poder llevar días, semana o inclusos años. Es un saneamiento interno que de poco a poco va floreciendo de adentro hacia el exterior.[1]
Algunos pensadores como Derridá y Ricoeur abordan el tema del perdón con una visión psicológica e histórica. Para Derridá el perdón nos ayuda de algún modo a purificar la conciencia pero puede que llevemos con nosotros una carga de rencor y resentimiento. Entonces es un perdón que no es reservado ni silencioso y consecuentemente vivimos una especie de doble vida tratado de aparentar algo emergió con amor en primera instancia. Por otra parte Ricoeur argumenta que perdón es un episodio de locura inmensurable. Ya que esto envuelve no solo olvidar pero sino también desvanecer la historia. El insiste que podemos perdonar la falta pero no el pasado ya que esto nos sirve para mejorar nuestro presente y cosechar un buen futuro.[2] EL perdón cura y nos permite ver con más claridad. Pero aunque nos cueste olvidar o por lo menos dejar que el tiempo se encargue de sanar las heridas. Vale la penar decir que el tiempo ayuda pero la historia no se olvida.
[1] Dowrick, S. Forgiveness and other acts of love. 289-290